Clostridium botulinum



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Clostridium botulinum

Clasificación científica
Reino: Bacteria
División: Firmicutes
Clase: Clostridia
Orden: Clostridiales
Familia: Clostridiaceae
Género: Clostridium
Especie: C. botulinum
Nombre binomial
Clostridium botulinum

Clostridium botulinum es el nombre de una especie de bacteria (Gram positiva anaerobia) que se encuentra por lo general en la tierra y productora de la toxina botulínica, el agente causal del botulismo.[1] Estos microorganismos que tienen forma de varillas y se desarrollan mejor en condiciones de poco oxígeno. Las bacterias forman esporas que les permiten sobrevivir en un estado latente hasta ser expuestas a condiciones que puedan sostener su crecimiento.[2] La espora es ovalada subterminal y deformante. Es móvil por flagelos peritricos, no produce cápsula y es proteolíco y lipolítico. Son miembros del género Clostridium, uno de los grupos más numerosos entre las formas Gram positivas. C. botulinum fue descubierto y aislada en 1896 por Emile van Ermengem.

Hay siete tipos de toxinas botulínicas designadas por las letras A hasta la G; sólo los tipos A, B, E y F pueden causar enfermedad (botulismo) en los seres humanos. Esta enfermedad es muy común en muchas partes del planeta.

Tabla de contenidos

Epidemiología

Clostridium botulinum es un organismo de la tierra, sus esporas pueden sobrevivir en la mayoría de los ambientes y son difíciles de matar como a las temperaturas de ebullición del agua a nivel del mar, de modo que muchos enlatados son hervidos a altas presiones para destruir las esporas.

El botulismo es una enfermedad de declaración obligatoria. Puede aparecer en cualquier alimento de origen animal y vegetal, siendo las conservas, especialmente las caseras, los lugares donde aparece en la práctica totalidad de los brotes. Las latas de conserva deformadas que sueltan gas al abrirse es más que probable que estén contaminadas por C botulinum. Con los ahumados y las especias se puede enmascarar el mal olor.

El crecimiento de la bacteria puede ser prevenido con acidez, una alta concentración de azúcar disuelto, altos niveles de oxígeno o poca humedad. Por ejemplo, un medio de baja acidez, como por ejemplo los vegetales enlatados como las judías verdes, que no hayan sido calentados lo suficiente para destruir las esporas, puede proveer un medio libre de oxígeno que le permita a las esporas crecer y producir la toxina. Por contra, los tomates o salcas si son suficientemente ácidos pueden prevenir crecimientos, aún si las esporas estuviesen presentes, por tanto no presentan peligros para los consumidores. La miel, el jarabe de maíz y otros aditivos dulces pueden contener las esporas de C botulinum, pero las esporas no pueden crecer en soluciones con tan altas concentraciones de azúcares; sin embargo, cuando el azúcar es diluido en el ambiente de bajo oxígeno y baja concentración como puede ser el jugo gástrico de un infante, las esporas pueden desarrollarse y producir la toxina. Tan pronto como los recién nacidos comienzan a consumir alimentos sólidos, el ácido gástrico se vuelve suficiente para permitir el crecimiento de la bacteria. En neonatos, la enfermedad puede ser secundaria a la colonización del colon por Clostridium botulinum.

Usos

En la industria alimentaria juega un papel perjudicial ya que la espora de esta bacteria es termoresistente y puede sobrevivir a periodos de calor intenso incluso durante varias horas de esterilización. Clostridium botulinum es usada para la preparación de Botox, usado selectivamente para paralizar los músculos y temporalmente aliviar las arrugas. Tienen otros usos médicos, tales como el tratamiento del dolor facial severo como el causado por neuralgia del trigémino.

Bioarmamento

Con la producción de la toxina botulínica por Clostridium botulinum se teme la posible producción de armas biológicas por ser ésta tan potente que solamente 75 nanogramos -a una dosis semiletal de 1 ng/kg- pueden matar a una persona.[3] De modo que una gota puede matar a 13.333.333 personas y 450 gramos (aproximadamente medio kilo) sería suficiente para matar a toda la población humana.

Patogenia

Cada uno de los siete subtipos del C. botulinum produce una toxina botulínica diferente.[4] En los Estados Unidos, por ejemplo, los brotes son producidos principalmente debido a los subtipos A y B por ingesta de la toxina botulínica preformada, o del tipo E, el cual se encuentra predominantemente en pescados. Estos subtipos son identificados con letras desde la A hasta la G. Los subtipos C y D no son patógenos humanos. La temperatura óptima para los tipos A y B es 35-40 °C y un pH minimo de 4,6, tomando 25 minutos a 100 °C para matar estos subtipos. La temperatura óptima para el tipo E es 18-25 °C y un pH minimo de 5,0, tomando 0.1 minutos a 100 °C para matar este subtipo de C. botulinum.

Cepas de C. botulinum que no producen la toxina botulínica son referidas como Clostridium sporogenes.[5] Las especies son filogenéticamente indistinguibles, por lo que el C. sporogenes es a menudo usado como un modelo para el estudio de subtipos tóxicos.

Diagnóstico

Demostrar la toxina y el tipo de toxina en el alimento o en la sangre del paciente, por medio del uso de antitoxinas. Con frecuencia se puede aislar el microorganismo del alimento sospechoso. El organismo crece bien en medios ordinarios, fermentan algunos azúcares con producción de gas, en especial sulfuro de hidrógeno y no produce indol.

Tratamiento

Lo más importante es la rapidez en su diagnóstico, ya que la acción de la toxina es muy rápida. Se debe hacer un lavado gástrico inmediatamente si la toxina aun no ha llegado al flujo sanguíneo. Si no, se aplica una Antitoxina polivalente (de origen equino) A, B, E,: un vial intravenoso y un vial intramuscular. Puede repetirse a las 24 horas. Penicilina G. Las medidas sintomáticas de soporte son lo más importante. Si la puerta de entrada es una herida, debe debridarse.

Referencias

  1. Ryan KJ; Ray CG (editors) (2004). Sherris Medical Microbiology, 4th ed., McGraw Hill. ISBN 0-8385-8529-9.
  2. Madigan M; Martinko J (editors). (2005). Brock Biology of Microorganisms, 11th ed., Prentice Hall. ISBN 0-13-144329-1.
  3. By Diane O. Fleming, Debra Long Hunt. Biological Safety: principles and practices. ASM Press, 2000, p. 267.
  4. Wells CL, Wilkins TD (1996). Botulism and Clostridium botulinum in: Baron's Medical Microbiology (Baron S et al, eds.), 4th ed., Univ of Texas Medical Branch. (via NCBI Bookshelf) ISBN 0-9631172-1-1.
  5. Judicial Commission of the International Committee on Systematic Bacteriology (1999) Rejection of Clostridium putrificum and conservation of Clostridium botulinum and Clostridium sporogenes Opinion 69. International Journal of Systematic Bacteriology. 49, 339.
 
Este articulo se basa en el articulo Clostridium_botulinum publicado en la enciclopedia libre de Wikipedia. El contenido está disponible bajo los términos de la Licencia de GNU Free Documentation License. Véase también en Wikipedia para obtener una lista de autores.
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