Destruir los gérmenes y salvar los oídos: Un estudio muestra como crear antibióticos efectivos que no dañen la audición.

Apramicina, que ya se usa en animales muestra resultados prometedores contra la tuberculosis farmacorresistente y otras “superbacterias”, sin pérdida de audición

18.06.2012 - Estados Unidos

El mundo necesita nuevos antibióticos para vencer la  cada vez mayor resistencia de bacterias causantes de enfermedades, pero no necesita los efectos secundarios de los más potentes disponibles en el mercado: La pérdida de audición. Hoy, investigadores informan que han desarrollado un nuevo enfoque en el diseño de antibióticos para matar a las superbacterias, sin  afectar a las delicadas células sensoriales del oído interno.

Sorprendentemente, han encontrado que Apramicina, un antibiótico utilizado en la medicina veterinaria, se ajusta a estos parámetros, y preparan el terreno para pruebas en humanos.

En un artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, un equipo de Suiza, el Reino Unido y la Universidad de Michigan, en EU, muestra la alta eficacia de Aprimicina contra las bacterias, y las bajas posibilidades de causar pérdida de audición, tras una amplia gama de pruebas en animales.   Esa plataforma de prueba se esta utilizando para evaluar otros antibióticos potenciales que podrían hacer frente infecciones como tuberculosis resistente a múltiples fármacos.     

La investigación tiene como objetivo superar la grave limitación de los antibióticos aminoglucósidos, un tipo de fármacos que incluye varios ampliamente utilizados como la Kanamicina, Gentamicina y la Amikacina.     

Si bien son extraordinariamente eficaces para detener infecciones bacteriales, estos fármacos también causan pérdida parcial de audición permanente en un 20 por ciento de las personas que lo toman durante un tratamiento breve y hasta en un 100 por ciento de las personas que lo  toman durante meses o años, por ejemplo para tratar tuberculosis o infecciones pulmonares en  fibrosis quística.   

Jochen Schacht, un investigador y profesor de Bioquímica y Otorrinolaringología,  y director del instituto Kresge  de Investigación de la Audición en la Universidad de Michigan, ha pasado décadas estudiando las razones por las que ciertos fármacos producen esta “ototoxicidad”, un efecto secundario que hace que los médicos sean reacios a prescribirlos.  El  daño auditivo también ha causado que los pacientes interrumpan el tratamiento antes de que finalice la prescripción de antibióticos, permitiendo que prosperen las cepas de bacterias resistentes.

Schacht encontró que los fármacos producen radicales libres que dañan las células ciliadas del oído interno. Las células ciliadas  del oído interno son el pilar de la audición y una vez destruidas, no pueden volver  a desarrollarse.     

En el nuevo artículo,   Schacht y su grupo de investigación se unió a los equipos dirigidos por Erik Böttger, un microbiólogo de la Universidad de Zurich y Venkatraman Ramakrishnan, un biólogo estructural,  Premio Nóbel del Laboratorio del Consejo de investigación de Biología Molecular del Reino Unido y científicos del ETH Zurich. Cada uno de los equipos trajo su experiencia a la cuestión y tras cuatro años de trabajo, desarrollaron y probaron este nuevo enfoque en el diseño de antibióticos.   

“Los aminoglucósidos  son uno de los fármacos indispensables y uno de los antibióticos de amplio espectro más valiosos en la actualidad, pero necesitamos nuevas opciones para combatir bacteria resistente a fármacos. Es importante destacar que necesitamos encontarr maneras para combatiur su ototoxicidad” , dice   Schacht .   “En vez de utilizar el enfoque del  pasado de ensayo-error, está nueva táctica basada en una hipótesis nos permite diseñar fármacos con atención simultánea a la acción antibacterial y al impacto en las células ciliadas.”  

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