Entre 1996 y 2015 se sembraron dos mil millones de hectáreas con cultivos transgénicos o modificados genéticamente.

Los agricultores obtuvieron cosechas por más de US$150 mil millones gracias a los avances en los cultivos transgénicos logrados a lo largo de 20 años.

15.04.2016 - China

El Servicio Internacional de Adquisición de Aplicaciones de agrobiotecnología (ISAAA por su sigla en inglés) publicó su informe anual “20 Años de Comercialización de Cultivos Transgénicos a Nivel Mundial (1996 - 2015) y Cultivos Transgénicos Destacados en 2015”, con información sobre la adopción de cultivos transgénicos y en el que se muestra el aumento de la cantidad de hectáreas sembradas con cultivos transgénicos en todo el mundo, superficie que pasó de 1.7 millones de hectáreas en 1996 a 179.7 millones en 2015. Este aumento, de cien veces en el transcurso de solo 20 años, convierte a la biotecnología en la tecnología aplicada a los cultivos de más rápido crecimiento en los últimos años, lo que refleja la satisfacción de los agricultores con los cultivos transgénicos.

Desde 1996, se han sembrado 2,000 millones de hectáreas de tierras cultivables con cultivos transgénicos; una superficie enorme que supera al territorio de China o de los Estados Unidos. Además, se estima que los agricultores de hasta 28 países han obtenido más de US$ 150 mil millones en beneficios a partir de los cultivos transgénicos desde 1996. Esto ha ayudado a reducir la pobreza de hasta 16.5 millones de pequeños agricultores y sus familias, lo que representa un total de 65 millones de personas al año, que forman parte de la población más pobre del mundo.

“Más productores están sembrando cultivos transgénicos en los países en desarrollo, precisamente porque esos cultivos son una alternativa rigurosamente probada para mejorar el rendimiento agrícola”, señaló Clive James, fundador y presidente emérito de ISAAA y autor del informe de ISAAA en las últimas dos décadas. “A pesar de los reclamos de quienes sostienen que la biotecnología solo beneficia a los agricultores de los países industrializados, la adopción continua de la tecnología en los países en desarrollo rebate ese argumento”, añadió James.

Por cuarto año consecutivo, se sembraron más hectáreas de cultivos transgénicos (14.5 millones de hectáreas) en los países en desarrollo que en los países industrializados. En 2015, productores de América Latina, Asia y África sembraron el 54 por ciento de la superficie cultivada con transgénicos en todo el mundo (97.1 millones de hectáreas de 179.7 millones de hectáreas cultivadas en el mundo). Además, de los 28 países que sembraron cultivos transgénicos, 20 fueron países en desarrollo. Anualmente, hasta 18 millones de productores, de los cuales el 90 por ciento son productores de bajos recursos de países en desarrollo, obtuvieron beneficios derivados de los cultivos transgénicos entre 1996 y 2015.

“China es solo un ejemplo de los beneficios que obtienen los agricultores de países en desarrollo gracias a la biotecnología. Entre 1997 y 2014, los productores de algodón en China obtuvieron ganancias estimadas en $17.5 mil millones con las variedades de algodón transgénico; solo en 2014 obtuvieron 1.3 mil millones”, explicó el coordinador general de ISAAA, Randy Hautea.

También en 2015, India se convirtió en el principal productor de algodón del mundo, y la mayor parte de esa producción se atribuye a la variedad de algodón transgénico Bt. India es el principal productor de algodón transgénico del mundo, con 11.6 millones de hectáreas sembradas en 2015 por 7.7 millones de pequeños productores. En 2014 y 2015, el 95 por ciento de los cultivos de algodón de India se realizó con semillas transgénicas (una cifra sorprendente). En 2015, la adopción de este tipo de cultivo en China fue del 96 por ciento.

“Los productores, quienes tradicionalmente evitan los riesgos, reconocen los beneficios de los cultivos transgénicos, tanto para los agricultores como para los consumidores, que incluyen tolerancia a la sequía, resistencia a los insectos y a enfermedades, tolerancia a los herbicidas y mayor nutrición y calidad de los alimentos”, explicó Hautea. “Además, los cultivos transgénicos contribuyen a crear sistemas de cultivo más sostenibles, que abordan problemas vinculados al cambio climático y a la seguridad alimentaria a nivel mundial”.

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