Bioacumulación



En toxicología, la bioconcentración o bioacumulación es el proceso de acumulación de sustancias químicas en organismos vivos de forma que estos alcanzan concentraciones más elevadas que las concentraciones en el medio ambiente o en los alimentos. Las sustancias propensas a la bioacumulación alcanzan concentraciones crecientes a medida que se avanza en el nivel trófico en la cadena alimenticia. En función de cada sustancia, esta acumulación puede producirse a partir de fuentes abióticas (suelo, aire, agua), o bióticas (otros organismos vivos). Las principales vías de introducción de una sustancia química en un organismo vivo son la respiratoria, la digestiva y la integumentaria.

El término bioacumulación se acuñó entre los años 1950 y 1960 por un grupo de naturalistas estadounidenses que encontraron altas concentraciones de DDT en el organismo de algunas especies de aves. Como consecuencia de este descubrimiento, el DDT fue prohibido para uso indiscriminado en muchos paises. Además, en los años 1950 se descubrieron varios casos de intoxicación masiva por compuestos orgánicos de mercurio, como el desastre ecológico de la bahía de Minamata, en Japón, donde se dio a conocer la enfermedad de Minamata.[1]

Las sustancias potencialmente bioacumulables son, entre otras, la Aldrina, el Captafol, el Clordano, los compuestos de mercurio, el Dicofol, el DDT, la Dieldrina, el Dinoseb, el Endrin, la Fenacetina, el HCH, el Heptacloro, el Lindano, el Paratión, el PBB, el PBDE, el Piretroide, los compuestos Organofosforados, el Óxido de Tributilestaño, el Toxafeno, los compuestos que contienen Trifenilos policlorados y el Trióxido de antimonio.

La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos define al factor de bioconcentración como la relación de concentraciones de productos químicos entre un organismo y el agua de sus alrededores.[2]

Bioacumuladores

Los bioacumuladores son organismos vivos dotados de la capacidad de absorber del ambiente determinadas sustancias y almacenarlas en el interior de sus propios tejidos sin eliminarlas mediante procesos metabólicos.

La utilidad principal de este tipo de organismos es la de bioindicadores: monitoreando los cultivos de bioacumuladores es posible evaluar grado de contaminación de los ecosistemas, analizando factores como la presencia de metales pesados (plomo, vanadio, cadmio, cromo, zinc, níquel, manganeso), hidrocarburos, otras sustancias tóxicas y elementos radioactivos como el cesio 137.

Diversos tipos de plantas pueden ser utilizados como bioindicadores. Los más comúnmente utilizados son los líquenes y los musgos, pero existen también diversos tipos de coleópteros terrestres y microorganismos acuáticos que se utilizan para este fin.

Referencias

  1. López Gappa, Juan Bioacumulación, en Breve Enciclopedia del Ambiente, Cricyt, Universidad Nacional de Cuyo, Argentina. URL accedida el 18/03/2008
  2. Bioconcentration Factor (BCF) (en inglés), Advanced Chemstry Development

Enlaces externos

  • ¿Qué efectos tiene el mercurio sobre el medio ambiente?, en Concenso científico sobre el mercurio, Greenfacts
 
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