Embriogénesis humana



Se denomina embriogénesis al proceso de división y diferenciación celular que se inicia tras la fecundación de los gametos para dar lugar al embrión, en las primeras fases de desarrollo de los seres vivos pluricelulares. En el ser humano este proceso dura unas ocho semanas, momento a partir del cual el producto de la concepción acaba su primera etapa de desarrollo y pasa a denominarse feto.  


Tabla de contenidos

Primer mes

Semana 1

  El proceso de embriogénesis comienza cuando se produce la fecundación: el espermatozoide (gameto masculino) atraviesa la membrana celular del óvulo o gameto femenino, fusionándose sus núcleos y dando lugar al cigoto, la primera célula, con la dotación genética completa, a partir de la cual se desarrollará el embrión.

A partir de ese momento sucesivas mitosis van dando lugar a nuevas células denominadas blastómeras. En torno al tercer día existen 16 blastómeras y el conjunto pasa a denominarse mórula. Las sucesivas divisiones posteriores van dando lugar a dos grupos diferenciados de células: uno interno, denominado masa celular interna (vestigio del embrión propiamente dicho) y una masa celular externa, que dará lugar posteriormente al trofoblasto.

Durante la primera semana las fimbrias de la trompa de Falopio van empujando al producto de la concepción hacia la cavidad uterina. Hacia el sexto día comienza la nidación, cuando la mórula atraviesa la pared interna del útero o endometrio y se implanta, habitualmente en la pared anterior o posterior del útero. Durante la implantación la masa celular interna se coloca en un polo de la mórula y deja una cavidad que se rellena de líquido entre ella y el trofoblasto. A partir de ese momento la masa celular interna se denomina blastocisto y la cavidad recibe el nombre de blastocele.   Al final de la primera semana el trofoblasto presenta dos capas de células: la más externa se denomina sincitiotrofoblasto y la más interna citotrofoblasto. En el blastocisto se identifica una capa de células en la región ventral que se conoce como hipoblasto.

Semana 2

A partir de la segunda semana el blastocisto se encuentra enterrado en el endometrio uterino. El trofoblasto próximo a él forma unas vacuolas (espacios entre células) que van confluyendo hasta formar lagunas, por lo que a este período se le conoce con el nombre de fase lacunar. Por su parte el hipoblasto se va transformando en una membrana denominada membrana de Heuser, primer vestigio del saco vitelino.

A partir del décimo u onceavo día el endometrio se cierra alrededor del blastocisto y las lagunas se van rellenando de sangre que alimenta las estructuras cada vez más complejas del embrión. Comienza a desarrollarse el mesodermo extraembrionario: una capa de células situada entre la cara interna del citotrofoblasto y la cara externa del saco vitelino primitivo. Se trata de una de las tres capas germinales fundamentales de las que derivarán todos los tejidos del individuo. Por la otra cara del citotrofoblasto se produce una proliferación celular que dará lugar a las vellosidades coriónicas.

El mesodermo extraembrionario se divide en dos láminas, una externa (mesodermo somático) y otra interna (mesodermo esplácnico), que dejan en medio un espacio virtual llamado cavidad coriónica. A partir del mesodermo también se forma la lámina coriónica, parte de la cual atraviesa la cavidad coriónica formando el pedículo de fijación que posteriormente se convertirá en el cordón umbilical.

Hacia el día 14 el disco embrionario ha desarrollado el epiblasto (o suelo de la cavidad amniótica), el hipoblasto (o techo del saco vitelino), y la lámina precordal, situada en la porción cefálica del embrión.

Semana 3

  Durante la tercera semana da comienzo el proceso denominado gastrulación, que tiene por objeto la formación de las capas fundamentales del embrión (hojas germinativas o capas germinales):

  • Ectodermo: la capa más externa de células que rodea al embrión.
  • Mesodermo: células que forman la parte superior de la capa que creció hacia el interior en la blástula.
  • Endodermo: capa de células más interna.

El epiblasto primitivo dará lugar a la capa ectodérmica, pero parte de sus células avanzan hacia la línea primitiva para formar el mesodermo. A continuación se invagina y se introduce en el hipoblasto: esa zona interna dará lugar al endodermo. El epiblasto y el hipoblasto se prolongan hacia los lados y en dirección caudal hasta contactar con el mesodermo extraembrionario. En dirección cefálica bordean la lamina precordal para dar lugar al área cardiogénica.

La gastrulación así producida (por invaginación) da lugar a una cavidad interna que se desarrollará a lo largo de las siguientes semanas para dar lugar al tubo digestivo, desde la boca hasta el ano.

En el eje principal del embrión aparece otra estructura fundamental: la notocorda, un delgado filamento cráneo-caudal que dará lugar al sistema nervioso central. El ectodermo situado en torno a la notocorda se engrosa y da lugar a la placa neural o neuroectodermo. Esta nueva capa se continúa hacia la línea primitiva, de modo que al finalizar esta semana los bordes laterales forman los pliegues neurales y la zona media da lugar al surco neural. Los pliegues se fusionan en la línea media formando la cresta neural y avanzan en ambas direcciones desarrollando el tubo neural. Esta estructura tubular así formada se diferencia en dos zonas: una caudal que dará lugar a la médula espinal y otra cefálica que es el origen de las vesículas cerebrales. La cresta neural dará lugar a numerosas e importantes estructuras del embrión: células de Schwann, meninges, melanocitos, médula de la glándula suprarrenal o huesos.

Semana 4

  A partir de la cuarta semana el embrión empieza a desarrollar los vestigios de los futuros órganos y aparatos, siendo muy sensible a cualquier noxa capaz de alterar ese desarrollo. El cambio más importante que se produce en esta última fase del primer mes de embarazo es el plegamiento del disco embrionario: la notocorda es el diámetro axial de un disco que comienza a cerrarse sobre sí mismo, dando lugar a una estructura tridimensional seudocilíndrica que empieza a adoptar la forma de un organismo vertebrado. En su interior se forman las cavidades y membranas que darán lugar a órganos huecos como los pulmones. La parte media de los bordes queda atravesada por el cordón umbilical que fija el embrión al saco vitelino.

Comienza entonces una fase de crecimiento frenético que dura otro mes más, durante la que se van esbozando todos los órganos, sistemas y aparatos del futuro organismo adulto.

Segundo mes

  A este mes se le conoce propiamente como periodo embrionario y se caracteriza por la formación de tejidos y órganos a partir de las hojas embrionarias.

Del ectodermo se derivan los órganos y estructuras más externos, como la piel y sus anejos (pelos, uñas); la parte más exterior de los sistemas digestivo y respiratorio (boca y epitelio de la cavidad nasal); las células de la cresta neural (melanocitos, sistema nervioso periférico, dientes, cartílago); y el sistema nervioso central (cerebro, médula espinal, epitelio acústico, pituitaria, retina y nervios motores).

El mesodermo se divide en varios subtipos encargados de forma diferentes estructuras:

  • Mesodermo cordado. Este tejido dará lugar a la notocorda, órgano transitorio cuya función más importante es la inducción de la formación del tubo neural y el establecimiento del eje antero-posterior.

 

  • Mesodermo dorsal somítico. Las células de este tejido formarán las somitas, bloques de células mesodermicas situadas a ambos lados del tubo neural que se desarollarán para dar lugar a otros tejidos como el cartílago, el músculo, el esqueleto y la dermis.
  • Mesodermo latero-ventral. Dará lugar al aparato circulatorio y va a tapizar todas las cavidades del organismo y todas las membranas extraembrionarias importantes para el transporte de nutrientes.

El endodermo dará lugar al epitelio de revestimiento de los tractos respiratorio y gastrointestinal. Es el origen de la vejiga urinaria y de las glándulas tiroides, paratiroides, hígado y páncreas.

Véase también

Bibliografía

  • T. W. Sadler, Langman (9ª Edición, septiembre 2004), Embriología Médica con orientación clínica, Editorial Médica Panamericana, Madrid. ISBN 84-7903-865-9.
 
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