Sustancia vesicante



  Las sustancias vesicantes, llamadas también “agentes vesicantes”, son sustancias que pueden ser sólidas, líquidas o gaseosas que en contacto con la piel producen irritación y ampollas. Su acción va desde la irritación leve de la piel a la ulceración y fuertes quemaduras, llegando a producir la destrucción de los tejidos. Los ojos son una zona especialmente sensible a ellas. También, en el caso de ser ingeridas o aspiradas, pueden producir un efecto asfixiante por su acción vesicante en tráquea y bronquios (las células muertas producidas por esta acción pueden llegar a obstruirlos).

Sustancias vesicantes son: la iperita (utilizada por primera vez por el ejército alemán en la Primera Guerra Mundial y bautizada por los ingleses como “gas mostaza” por su olor) y sus derivados, la lewisita (un derivado del arsénico) y las cantáridas. A principios del siglo XX, con la eclosión de las armas químicas se investigó especialmente estas sustancias ya que las mascarillas no impedían sus efectos, demostrándose muy eficaces al no manifestarse éstos inmediatamente, sino tiempo después de haberse estado expuesto a ellas.

Pese al Protocolo de Ginebra (1925) en el que se prohibió el uso de armas químicas (Japón no lo firmaría y EEUU se incorporaría a él en 1947), y a la creación en 1992 de la Organización para la Prohibición de armas Químicas que promueve un Convenio (1993) por el que los países firmantes se comprometen a prohibirlas y a destruir las existentes; hoy, las sustancias vesicantes continúan siendo un peligro potencial ya que existen almacenadas y se siguen produciendo.

 
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