Manuel Elkin Patarroyo




Manuel Elkin Patarroyo Murillo es un científico colombiano (nacido el 3 de noviembre de 1946 - ) conocido por el desarrollo de una candidata a vacuna sintética contra la malaria, una enfermedad transmitida por el mosquito Anopheles gambiae. Esta vacuna, de haber sido eficaz en el humano , podría haber ayudado a evitar la acción de tan destructora enfermedad. Lo que prometía este descubrimiento, le valió en 1994 el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica. En 1999 la OMS probó la vacuna en Gambia, Tanzania y Tailandia, con resultados muy pobres.

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Reconocimientos científicos

Los resultados del trabajo adelantado en el Instituto de Inmunología, hoy Fundación Instituto de Inmunología de Colombia, FIDIC, son tan sólo propaganda. Por una parte, le han significado a Patarroyo y su grupo, diferentes reconocimientos nacionales y extranjeros: cuatro veces (1979, 1981, 1984, 1986) ha ganado el Premio Nacional de Ciencias "Alejandro Angel Escobar"; le han sido concedidos dos premios nacionales de medicina; una vez el del Estado de Sáo Paulo, en la modalidad de Ciencia y Tecnología (1989); el ACAC al mérito científico, otorgado por la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia (1989); el Internacional Latinoamericano en Neumología "Fernando D. Gómez", concedido por la Unión Latinoamericana de Sociedades de Fisiología y la Academia Nacional de Medicina del Uruguay (1990); el de la Academia de Ciencias del Tercer Mundo en ciencias médicas básicas (1990, Doctorados Honoris Causa de la Universidad Nacional de Colombia y Universidad del Tolima, 1988, Universidad Metropolitana de Barranquilla, 1989, Universidad Javeriana, Universidad Andina Simón Bolívar de Bolivia, Die Robert Koch Medaille, The Edimburg Medal, Premio Principe de Asturias, Médecin de LÁNNÉE, 1994, Doctorados Honoris Causa de la Universidad de Cantabria, Universidad de Antioquia, Colegio Mayor de Cundinamarca, Universidad Complutense, Universidad Autónoma de Madrid, Universidad de Costa Rica, Cork University, Canadá, 1995, Fundación Universidad Central, Ministerio de Defensa Nacional, Universidad de Málaga, 1996, Escuela de Administración de Negocios, EAN, Universidad de Valencia, 1997, Universidad del Pais Vasco, 1999, Reconocimiento al Mérito Científico, Universidad San Francisco, Quito, Ecuador, 2000, Universidad de Valladolid, 2001, Doctorados Honoris Causa Universidad del Magdalena, 2004, Profesor Visitante, Universidad Nacional de Colombia, 2006, Visitante Distinguido, Colegio de Médicos y Cirujanos de Guatemala, 2007, entre otros premios y distinciones.

Por otra parte, Patarroyo ha recibido infinidad de condecoraciones: Caballero de la Orden de San Carlos por parte de la Presidencia de la República (1984); medalla al mérito de la Universidad Nacional de Colombia (1985); al mérito investigativo, del Hospital San Juan de Dios (1985); Premio "Ejecutivo Joven", otorgado por la Cámara Junior (1984); los siete jóvenes más sobresalientes del mundo (1985); personaje del año 1987, otorgado por la Fundación Perspectivas Colombianas (1987); condecoración "Simón Bolívar" del Ministerio de Educación Nacional (1988) y muchos más. En tercer lugar, y quizás esto es lo más importante, Patarroyo ha realizado más de 300 publicaciones científicas sobre el trabajo investigativo del Instituto y sus resultados, aparecidas en prestigiosas revistas nacionales y extranjeras y firmadas por el conjunto de científicos participantes. Entre los artículos más importantes figuran los aparecidos en la revista Nature en 1986 y 1987, pues a partir de ellos se consolidó la imagen de Patarroyo como investigador, al tiempo que se desataron enconadas polémicas. Complementando esta labor de difusión científica, Patarroyo ha participado como ponente en infinidad de congresos y reuniones nacionales y extranjeras.

Controversia

La Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonía, Corpoamazonía, tiene abierto un expediente (No.000102) por denuncias sobre irregularidades cometidas por el equipo de investigadores del centro experimental. Hay evidencia de que personas procedentes de Perú y Brasil venden animales al Fidic sin haber realizado los trámites de legalización ante sus gobiernos, y además existe gran preocupación porque el centro recibe animales muy jóvenes, lo cual deriva en la disminución de la población porque no quedan animales para la reproducción.

Las inquietudes de la Corpoamazonía se basan también en conceptos de especialistas, como Sara Benneth, una bióloga experta en conservación ambiental que el pasado 15 de septiembre hizo serios reparos a la actividad que desarrolla Patarroyo con los primates y señaló la inconveniencia de que muchos de los animales para los experimentos provengan de países vecinos.

Por su parte, Claudia Marín, funcionaria de Corpoamazonía, descubrió en una visita que hizo al centro experimental el pasado 19 de octubre que algunos animales estaban en pésimo estado de salud (ver fotos), que otros sobrepasaban el tiempo límite de estancia y, lo más grave, que no existe un plan de rehabilitación para los que debían ser liberados. "También encontramos en los libros que la mayoría de ejemplares habían sido traídos sin autorización de Perú y Brasil", le dijo Marín a CAMBIO.

Sin embargo, la página de Internet del centro experimental dice que las pruebas con micos no contemplan la muerte o el sacrificio de los animales y que "los animales serán manipulados y mantenidos apropiadamente para generar resultados confiables que garanticen las mejores condiciones para los animales en experimentación".

Otro punto de vista

La FIDIC ha obtenido de Corpoamazonia, la entidad a cargo, todos los permisos necesarios para efectuar las pruebas en estos monitos, que son además necesarios en razón a que la experimentación en humanos no es legal, moral ni éticamente posible, que después de las pruebas son tratados y liberados en su ambiente natural, lo que hace muy difícil su utilización por investigadores de otros países, aunque las razones invocadas sean de corte ambiental y ecológico.

En Octubre de 2004 el médico español Pedro Alonso, financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates, que le entregó 50 millones de dólares para la investigación, más una significativa suma de la OMS/WHO, anunció haber desarrollado con el concurso de varias universidades, Institutos de investigación y una compañía farmacéutica (GlaxoSmithKline), una vacuna contra la malaria.

Los resultados provisionales muestran una prevención de un 30% en un año para nuevos casos de malaria, llegando al 45% en el caso del P. falciparum, y un 58% en los casos más graves. Esta vacuna, denominada RTS,S/ASO2A, impide la reproducción del parásito en las células del hígado, (es decir, durante su estadío esporozoitico o larval, no en los posteriores) y, aunque supone una importante esperanza, el trabajo de desarrollo de una vacuna por parte de este equipo, según sus propias declaraciones, no llegará antes de 2010.

Las pruebas con SPf66 en América Latina mostraron que la vacuna era eficaz para un 40% de los pacientes, subiendo hasta un 60% de eficacia si el paciente era menor de cinco años, es decir, siguiendo el camino trazado por Patarroyo, Alonso produjo una vacuna cuya eficacia es, en el mejor de los casos, igual a la alcanzada por este y su grupo hace 20 años.

“La propiedad intelectual de la RTS,S/ASO2A será múltiple pues sus orígenes se remontan a mediados de los 80, en Estados Unidos. Son Casi dos décadas de trabajo de mucha gente, Pero la patente será de GlaxoSmithKline” dijo el investigador Español.

Cabe también una consideración final sobre la manipulación que este tipo de información ejerce sobre los sentimientos de las personas del común, sobre las entidades ambientalistas y protectoras de la fauna, estudiantes y otros grupos de investigación, que ven así desmoronarse la idea de científico recto y ético que tienen de Patarroyo, con el clarísimo objeto de minar su credibilidad para entrar a disputarle los exiguos recursos asignados para su investigación, pero sin los cuales estaría condenado a desaparecer.

Esto explica porque son objeto de toda clase de trapisondas que van desde el supuesto gasto de los recursos en comida, flores y tapetes, en la adquisición de costosas obras de arte, (que han sido donadas por los artistas), en lucro personal o, como ahora con la historia de los micos, de manera tan calculada que coincide siempre con esta época del año, en la que normalmente se firman los convenios y contratos con los cuales subsiste la Institución.

Que funcione la vacuna de Patarroyo, la de Alonso, la de Sócrates Herrera o cualquiera otra siempre que la consideración fundamental sea la resolución de una enfermedad tan grave como la malaria y no el enriquecimiento, la fama o el provecho propio o de terceros; que la discusión se de sobre bases científicas, lejos de chismes y de ataques personales que solo contribuyen a que cada minuto que pasa mueran más seres humanos por causa de esta enfermedad.

Lo expuesto se encuentra documentado en las siguientes publicaciones:


1. OSORIO, Lyda. El control de la malaria en la costa Pacífica colombiana. Biomédica, set. 2006, vol.26, no.3, p.313-316. ISSN 0120-4157. 2. El Asesino De La Indiferencia: http://javarm.blogalia.com/historias/30121 3. Muchas enfermedades nuevas son invento de industria farmacéutica mundial para vender medicamentos: http://www.eltiempo.com/salud/noticias/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3810813.html 4. Presión de la industria farmacéutica en E.U. por el TLC es brutal: http://www.bilaterals.org/article.php3?id_article=3279 5. http://www.thelancet.com/search/results?search_mode=cluster&search_cluster=thelancet&search_text1=RTS%2CS%2FASO2A&x=9&y=12

Impacto de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia

Desde los primeros años de funcionamiento del Instituto de Inmunología y de la actividad investigativa de Manuel Elkin Patarroyo, se aprecia un particular interés por la inmunología y la genética, aplicadas a la reumatología, la neumología, la fisiología y enfermedades del tórax. En el campo de la genética, Patarroyo y su equipo han trabajado los marcadores genéticos y han podido determinar que en el caso de las enfermedades infectocontagiosas, cuya etiología se ha considerado siempre externa, existe una predisposición genética, es decir que algunos individuos nacen genéticamente "marcados" para contraer determinadas enfermedades infecciosas como la tuberculosis, la fiebre reumática y la lepra. Este descubrimiento es de suma importancia, pues si desde el momento del nacimiento se pueden establecer los marcadores genéticos que señalan a un individuo como susceptible de contraer una determinada enfermedad, la medicina podrá someterlo a un proceso de inmunización o, al menos, a alguna forma de prevención que disminuya el riesgo. Sin embargo, es en el campo de la producción de vacunas sintéticas, donde Manuel Elkin Patarroyo y su grupo de investigación ha obtenido los logros de mayor importancia.

En 1979 y 1980, su interés se centró en la lepra, la tuberculosis y la fiebre reumática; estas investigaciones condujeron, en 1984, al establecimiento de los principios generales para la creación de una vacuna sintética, químicamente hecha. A partir de este momento, Patarroyo enfocó su trabajo hacia la malaria o paludismo, con excelentes resultados. Entre 1986 y 1988 la vacuna sintética (SPf66) fue creada y probada en una colonia de micos de la región amazónica, los Aotus trivirgatus, y en un grupo de jóvenes bachilleres voluntarios que prestaban su servicio militar. Sin embargo, allí comenzaron los problemas, pues los intereses económicos en juego entorpecieron la aplicación masiva de la vacuna.

La vacuna se probó en más de 41000 voluntarios en América Latina, donde a principios de 1994 fueron inoculados 45 voluntarios que demostraron que la vacuna induce una fuerte respuesta inmunitaria (entre un 40 y un 60% en los adultos, y hasta un 77% en los niños) contra la malaria, sin provocar efectos colaterales. Finalmente, luego de ser evaluada en Gambia, Tanzania y Tailandia, la vacuna demostró ser efectiva en aproximadamente un 30% de los casos. Esto permitiría salvar un estimado de 1 millón de vidas sobre una tasa de mortalidad anual de 3 millones, convirtiéndola en la vacuna más efectiva contra la malaria hasta hoy desarrollada.

Aunque el trabajo cumplido por Patarroyo y su gente en el laboratorio parece ser perfecto, y los escritos que lo sustentan son concluyentes y no han podido ser rebatidos científicamente, existe una importante controversia en la comunidad científica respecto a la utilidad de una vacuna de eficacia limitada. Además, el hecho de haberse adelantado a científicos extranjeros, dotados de mayores recursos y patrocinados por grandes multinacionales, puede ser también responsable de la existencia de enconadas polémicas que se orientaron por el lado ético; se argumentaba, por ejemplo, que inocular seres humanos sin tener todavía resultados bien definidos era irresponsable.

Por otro lado, la posibilidad de producir la vacuna sintética despertó el interés y la curiosidad de los grandes laboratorios farmacéuticos. Sin embargo, en un acto de generosidad, Patarroyo, que tuvo ofertas de una empresa farmaceútica para vender la patente por 74 millones de dólares la donó en mayo de 1993, a la Organización Mundial de la Salud (OMS), con la condición de que su producción y comercialización fueran hechas en Colombia, lo que implicaba el montaje de una moderna planta destinada a producir la vacuna industrialmente. Tal circunstancia trajo beneficios, pues con el aval de la OMS Patarroyo pudo adelantar campañas de vacunación voluntaria en lugares de condiciones extremadamente difíciles o de transmisión intensa, como en Tanzania. Recordemos que, aunque se critica que la eficacia es limitada, un 30% de personas protegidas supondría un millón de vidas salvadas. Actualmente Manuel Elkin Patarroyo continúa laborando en la [Fundación Instituto de Inmunología de Colombia, http://www.fidic.org.co] donde dirige diferentes proyectos de investigación como el del cáncer de cuello uterino, enfermedad que anualmente causa la muerte a 2500 mujeres en Colombia. La formación de científicos colombianos de muy alto nivel es otro de los aportes de Patarroyo y de la FIDIC.

Patarroyo augura una nueva vacuna sintética para finales esta década, con una eficacia cercana al 99% y con al menos 3 años de efecto.

Enlaces externos

  • Artículo sobre El Instituto de Inmunología UNPeriódico
  • Desarrollo de una vacuna contra el cáncer de útero
  • La Opinión 12 MARZO 2006
  • 20 minutos vigo 2 de diciembre de 2005
  • Científicos disputan eficacia de la vacuna
  • Potencial de las vacunas contra la malaria
  • Facultad de Medicina de la Universidad Nacional
  • El reino de la mitomanía
  • FUNDACIÓN INSTITUTO DE INMUNOLOGIA DE COLOMBIA
  • Articulo "Los micos de patarroyo- falta de compromiso etico e investigativo?
  • Los otros micos de Patarroyo
  • Comunicado a la Opinión Pública
  • Emerging Rules for Subunit-Based, Multiantigenic, Multistage Chemically Synthesized Vaccines, resumen en inglés de artículo en la revista Accounts of Chemical Research, de la American Chemical Society.
  • Toward A New Generation Of Vaccines For Malaria And Other Diseases en inglés en 'Science Daily'.
 
Este articulo se basa en el articulo Manuel_Elkin_Patarroyo publicado en la enciclopedia libre de Wikipedia. El contenido está disponible bajo los términos de la Licencia de GNU Free Documentation License. Véase también en Wikipedia para obtener una lista de autores.
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