Equilibrio hidrosalino



El equilibrio hidrosalino, como parte de la homeostasis, es la correcta proporción de sales (sodio, potasio, calcio y magnesio) y agua en el medio interno.

El agua es el principal componente del organismo y conforma alrededor del 60% del total de los componentes, siendo los sólidos solo el 40% restante. El agua corporal tiene su origen en la ingesta, que es regulada por el sistema nervioso central, y en el metabolismo de glúcidos y lípidos (agua endógena). Las pérdidas de agua corresponden a la eliminación renal obligatoria, la perspiración, el sudor, la evaporación por vía respiratoria, la secreción láctea y las pérdidas por el aparato digestivo. El equilibrio se consigue a través de mecanismos neurofisiológicos (la sed), que aumenta la ingesta, o mecanismos neuroendocrinos, que disminuyen las pérdidas a través de la hormona antidiurética (ADH).

Entre los electrolitos, los más conocidos son el K+, el Na+, el Ca2+ y el Mg2+, que se incorporan con los alimentos. Su presencia en los fluidos orgánicos está regulada por acción hormonal. La concentración de aniones se regula secundariamente a los cationes. Para establecer la normalidad se habla de control iónico o verdad iónica o también anion gap. Anion gap es, por tanto, el término que permite interpretar el ionograma, y corresponde a la diferencia entre cationes y aniones. Su valor usualmente es de 16 mEq/l, y se calcula así:

= ( [Na+]+[K+] )  -  ( [Cl-]+[HCO3-] )
 
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