Granada (arma)



  Una granada o granada de mano es una pequeña bomba con material combustible, del tamaño, forma y peso adecuado para ser arrojada con la mano. En la actualidad existen varios tipos de granadas que pueden ser lanzadas con fusiles y también lanzadores de granadas especializados.

Tabla de contenidos

Granadas Artesanales

Desde finales de la Alta Edad Media se comienza a incorporar el poder explosivo de la pólvora a la guerra; desde el Siglo XV se fabricaron proyectiles explosivos apropiados para la defensa de las plazas sitiadas. También se emplearon contenedores de material incendiario. Estos consistían en un simple cuerpo redondo de barro cocido o fundición de latón, al cual se le incorporaba pólvora negra en profusión y una mecha para encenderlo. Su empleo táctico era simple: se encendía la mecha y se los arrojaba a las partidas asaltantes que intentaban tomar las paredes de las fortalezas. Estos proyectiles fueron bautizados con el castellano nombre de granada, por la similitud a la fruta, apodo que fue adoptado por la mayoría de los ejércitos europeos. Si bien solían provocar al enemigo quemaduras graves y contusiones, su capacidad destructiva dejaba que desear.

Por ello ya en el Siglo XVI algunos modelos de granadas originarias de Suiza incorporaban en su interior piedras o trozos de metal a fin de aumentar su efecto mortífero con metralla. Estas se llegaron a usar durante los combates navales, en el asalto y abordaje de buques enemigos. Para el Siglo XVII las granadas se consideraban de un valor suficiente como para justificar la creación de cuerpos de granaderos, soldados de élite especializados en el uso de las mismas.

Para 1830, sin embargo, estas formaciones empezaron a considerarse obsoletas, y los regimientos de granaderos pasaron a cumplir función sólo en la revista. El Ejército Británico disolvió en 1850 su Guardia de Granaderos, y el resto de los ejércitos continentales harían lo propio. El advenimiento de medios de transporte como el tren y nuevas armas como cañones y fusiles de repetición (con mayor alcance y precisión), terminaron por sellar en apariencia hacia 1870 la historia de las granadas.

Granadas Modernas

Granadas improvisadas en la guerra de trincheras

Se produjeron avances militares y nuevas doctrinas derivadas de la experiencia británica en la Guerra de los Bóers, con masas de maniobra provistas de fusiles con alcance de tiro superiores a los 700 metros. Estos elementos armados llevaron inevitablemente a un nuevo tipo de guerra de estancamiento, en el que ambos bandos tendieron a protegerse tras parapetos, zanjas y trincheras. El primer ejemplo de este tipo de conflicto se dio en forma muy limitada en la Guerra de Secesión, pero fue recién en la Guerra Ruso-japonesa (1904-1905) cuando el estancamiento de la guerra de trincheras se hizo patente. Las líneas de tiradores solían encontrarse a menos de 60 metros. Por ello tanto rusos como japoneses se vieron obligados por las circunstancias a improvisar y revivir las granadas de mano. A los primeros ejemplares realizados en el mismo campo de batalla a base de botellas y dinamita les siguieron otros fabricados con tubos de acero y alto explosivo, de calidad muy mediocre, pero que permitían despedazar un hombre si eran arrojadas con habilidad.

Las granadas industriales y la Gran Guerra

La inmensa mayoría de los ejércitos occidentales prestaron poca atención a esos sucesos de Oriente, hasta que la entusiasta Primera Guerra Mundial (1914-1918), cayó también en una guerra de estancamiento tan grande como nunca se había dado en la historia, muriendo cientos de miles de soldados en la "tierra de nadie" bajo las ametralladoras enemigas.

Las bombas de mano improvisadas con latas de conserva y explosivos por franceses, ingleses y alemanes no diferían mucho de los burdos ejemplares orientales, e incluso los primeros modelos realizados en fábricas seguían esta línea burda y peligrosa. Los ingleses y franceses, por ejemplo, manufacturaron en 1915 una línea de granadas conocida como "cepillo para el pelo" o "Pétards Raquettes", en el cual una lata con explosivo se ataba con unas vueltas de alambre a un mango de madera en forma de cepillo, que servía para asirla. Poseían una espoleta de percusión, por lo que estallaban al chocar con algo duro. Estos a veces provocaban horribles accidentes al operarlas en los restringidos espacios de las trincheras.

Estos dispositivos fueron perfeccionados por los alemanes, que le adosaron un dispositivo de encendido más seguro, consistente en un cordón tirafrictor de bengala y un retardo de mecha. Como este cordel que iniciaba la granada a veces se enganchaba provocando accidentes, se la rediseñó introduciéndolo en el mango ahuecado, y así nació la Stielhandgranate, o "granada de mango", que con pocas modificaciones sería profusamente empleada por el ejército alemán durante los siguientes 35 años.   Tras perder cientos de vidas, los ingleses decidieron reemplazar sus temperamentales granadas improvisadas por un modelo de ordenanza de la mayor calidad y seguridad posibles: la Bomba Mills. Esta consistía en una carcasa segmentada esférica de hierro fundido. La misma tenía un tapón roscado en la parte inferior donde se le introducía un mecanismo con cebo, mecha y multiplicador (conjunto que venía separado y permitía transportar las granadas dentro de las trincheras sin peligro). Antes del combate se las armaba atornillándole el mecanismo, y quedaba lista para arrojar. Poseía además un seguro que trababa una palanca. Al retirarse una anilla, saltaba la palanca por medio de un muelle, y este movimiento brusco iniciaba un fulminante que prendía una mecha de 4 segundos, conectada al explosivo principal, de amonal-amatol o alumentol. Se trataba de una granada precisa, segura y mortífera. Su mecanismo de ignición, con diversas modificaciones, se sigue empleando hasta la actualidad en muchos países. Los británicos pensaron el uso de escuadrones "bombarderos" como una táctica para limpiar con granadas las trincheras enemigas. Pero los mismos fueron muy inefectivos y no pudieron evitar el estancamiento del frente.

Los franceses desarrollaron en 1916 una derivado de este mecanismo con forma de "piña", la cual sería adoptada por los norteamericanos con el nombre de Mark II A-1 al ingresar al conflicto al año siguiente. Estas seguras granadas de cuerpo cuadrillado seguirían empleándose en profusión por 30 años. Otras potencias se basaron en ella para diseñar su propios modelos que emplearían en la Segunda Guerra: la F1 soviética y la a veces problemática Kiska Tipo 96 japonesa.

Las granadas en el período de entreguerras

Todas estas granadas de mano usadas en las trincheras son denominadas granadas defensivas o de fragmentación, pues son empleadas para batir al enemigo con cascos metralla mientras se está parapetado a cubierto. Las granadas de este tipo resultaron muy mortíferas: provocan quemaduras graves, contusiones, heridas cortantes con infecciones generalizadas, en algunos casos desmembramiento, y si las heridas graves no son atendidas adecuadamente, la muerte.

Sin embargo, durante el período de entreguerras se hizo evidente lo inconveniente de estas granadas para los asaltos rápidos, pues al arrojárselas al enemigo, no se podía intentar ocupar su posición inmediatamente debido al elevado riesgo de ser herido también por los cascos de la granada. Se diseñaron entonces otros modelos, denominados granadas ofensivas. Los mismos eran similares a las defensivas, pero con una carga explosiva menor, lo que permitía un mayor alcance al arrojarlas, y un radio mortífero más circunscrito. Poco después se omitieron en los modelos ofensivos la carcasa de hierro y comenzaron a fabricarse en materiales plásticos o cartones de impacto, con lo que se eliminó en gran parte su efecto fragmentario, logrando modelos más adecuadas para el asalto o la reducción de individuos por efectos de contusión. Ejemplo de ellas fueron la Mark IIIA norteamericana, las OTO-Breda ("Diablo Rojo") italiana, y las Eierhandgranaten alemana. Todas estas se emplearían en la Segunda Guerra Mundial. En el caso de requirirse una granada con poder fragmentario, a todos estos modelos se le podía agregar una "camisa de fragmentación", consistente en una envuelta de alambre o metal, que se despedazaba con la explosión saltando en forma de metralla.

Granadas de la Segunda Guerra

En el transcurso de la Segunda Guerra Mundial se produjeron pocos avances con respecto a las granadas de mano antipersonales, usándose los modelos de la entreguerra o derivados de éllos tendientes a facilitar su fabricación masiva. En cambio, se produjeron mejoras importantes en el uso antitanque de las granadas con el empleo de la llamada carga hueca. Inicialmente las tropas se vieron forzadas a improvisar nuevamente un arma arrojadiza antiblindados, en muchos casos uniendo con alambre varias cabezas de granadas de mango para formar una carga explosiva mayor (como la Gebalte Ladung alemana). Más tarde comenzaron a emplearse granadas de mano de carga hueca bastante efectivas pero de uso peligroso: estaban provistas de tiras de género que su estabilización en su caída contra un vehículo. Entre estos ejemplos se encuentran la granada RPG-43 soviética y la panzerwurfmine alemana.

Si bien no es una granada, también durante la Segunda Guerra se acuñó otro tipo de bomba de mano incendiaria, fabricada inicialmente por los finlandeses en la Guerra de Invierno para emplearla contra los blindados soviéticos: el cóctel Molotov.

 

Posguerra

Tras la Segunda Guerra Mundial, las mejoras más importantes se centraron el uso de materiales compuestos, mejor estudio de la fragmentación, cargas más livianas y potentes, y dispositivos de detonación electrónicos que reemplacen a los mecánico o químicos. Esto se dio porque, si bien los detonadores mecánico/químicos de las granadas derivadas de la Mills son efectivos, su retardo a mecha (de 2 a 7 segundos) es relativamente impredecible y de difícil estandarización. Esto ha permitido en muchas ocasiones a un enemigo decidido, contraatacar volviendo a arrojar la granada hacia su lanzador original.

Entre los modelos modernos se encuentran la granada defensiva M67 norteamericana, la incendiaria M14, la Instalaza "Alhambra" española de acción electrónica, etc.

Otras Granadas

 

Con el mismo dispositivo de acción de la bomba Mills se desarrollaron granadas para otros usos, empleándose generalmente carcasas cilíndricas plásticas o de latón con distintos colores codificados que nomenclan su contenido y uso.

  • Las granadas de gas portan contenido gaseoso en un cilindro a prueba de corrosión. Llevan una carga explosiva pequeña que la rompe y unos pequeños orificios que al mezclar los distintos componentes, esparcen el gas venenoso o incapacitante.
  • Las granadas fumígenas son similares a las de gas, pero se emplean para crear cortinas con humos coloreados, para ocultamiento o para demarcación y reglaje.
  • Las granadas incendiarias contienen una carga de fósforo blanco que se enciende espontáneamente al contacto con el aire desprendiendo también humos que posibilitan su uso para ocultamiento. El fósforo se adhiere a la piel incendiándola, por lo que es altamente efectiva en su empleo letal.
  • Las granadas de iluminación se utilizan para reglaje nocturno, y en algunos casos especiales, para aturdimiento en situaciones antitumulto (como la XM84 no letal, de fabricación norteamericana).
  • Las granadas inertes se emplean en las prácticas de adiestramiento para el lanzamiento de granadas, y algunas tienen valor como artículos de colección.

Granadas de Fusil y otros lanzadores

Ya desde el inicio de su fabricación industrial, se pensó en cómo arrojar las granadas a mayor distancia que la del brazo del lanzador permitía. Ello llevó a un desarrollo en que vería la luz en los nuevos modelos de mortero. Sin embargo, se pensó también en dotar al infantes con la capacidad para disparar granadas desde su fusil de ordenanza.

Tras estudiar los informes de la guerra ruso-japonesa, el ingeniero británico Hale desarrolló en 1908 una granada antipersonal tubular con cabeza cuadrillada provista de espoleta de percusión, y que tenia una rabiza en la parte posterior (un vástago de unos 25 centímetros). Se entregaba con cartuchos especiales sin bala. Para dispararla se calzaba el vástago metálico de la granada en el cañón del fusil y se la proyectaba con la detonación del cartucho sin bala, en un ángulo de 45 grados aproximadamente, de modo de hacerla caer sobre el enemigo. Si bien fue copiada ampliamente durante la Primera Guerra Mundial, se consideró entonces que las elevadas presiones a las que se sometía el cañón del fusil lo dañaría. Por ello se proyectó una bocacha que se enroscaba al cañón del rifle, y en la cual se introducía la granada. A ésta se la proyectaba con un cartucho común con bala o sin bala (dependiendo el modelo). Las granadas de este tipo desarrolladas durante la Primera Guerra fueron la francesa Viven-Bessiére y sus derivadas, copiadas también por los alemanes.

Las bocachas lanzagranadas se emplearon también en la Segunda Guerra Mundial para disparar granadas antitanque de carga hueca con aletas, con un alcance de 150 metros. Las M9A1 norteamericanas y las Gewehrpanzergranaten alemanas son claro ejemplo de ellas. Hoy, aunque perfeccionadas (como las granadas de fusil Mecar o las PDEF-40 de fabricación argentina para el fusil FAL), progresivamente van siendo reemplazadas por lanzagranadas antitanque portátiles especializados, muchos propulsados a cohete, como el RPG-7.

En la década de 1960 el ejército norteamericano desarrolló la escopeta lanzagranadas "sin retroceso" M79, empleando una técnica alemana desarrollada en 1938 para proyectiles de "baja velocidad", en el cual se usa una carga de proyección que impulsa a la granada antipersonal a una distrancia de 350 metros. Se la empleó como arma antiemboscadas en la Guerra de Vietnam. Modificaciones del mismo concepto llevan hoy al desarrollo de lanzadores que se pueden adosar bajo un fusil de asalto, como el M203 ampliamente utilizados por el Ejército norteamericano en la ocupación del Irak.

Estos lanzadores modificados para uso policial también son muy extendidos como medio de lanzamiento de contenedores de gas lacrimógeno, con fin antidisturbios.

 
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