Higiene bucodental



Las enfermedades estomatológicas más frecuentes son la caries y la gingivitis. El mejor modo de prevenirlas es con una buena higiene bucodental y con revisiones periódicas al odontólogo o al estomatólogo. También es relevante el control de la ingesta de determinados alimentos, especialmente aquellos que tienen un alto potencial cariogénico: azúcares como la sacarosa o la glucosa.

Una buena higiene comienza por un correcto cepillado, que conviene realizar justo después de cada comida, ingesta de bebidas, especialmente las azucaradas y carbonatadas, de golosinas o aperitivos, o de cualquier alimento. El cepillado más importante, y el que no debe faltar, es el de después de la cena o de la última ingesta antes de dormir. Hay alimentos duros como la zanahoria cruda que al ser mordidos arrastran la placa bacteriana. Otros alimentos como el queso parecen tener propiedades remineralizantes del esmalte.

También puede ser aconsejable cepillarse antes de la comida para reducir la placa bacteriana. El uso de chicles con xilitol puede ser aconsejable. La acción de masticar estimula la secreción de saliva que evita que el ph de la boca se vuelva excesivamente ácido. El xilitol inhibe el crecimiento de la bacteria, el streptococcus mutans, que causa la caries. Estos chicles no sustituyen las ventajas del cepillado.

El cepillado debe realizarse introduciendo los filamentos del cepillo en el espacio que se forma entre la encía y el diente. Para ello, debe inclinarse el cepillo orientándolo hacia la línea que limita diente y encía. El objetivo es limpiar el sarro que se acumula en ese espacio, y que es el causante de la inflamación de la encía, por irritación química. El cepillado debe prolongarse durante el tiempo necesario para desorganizar la placa bacteriana. El revelador de placa bacteriana permite detectar las zonas de los dientes donde se acumula más placa.

Las encías sanas no sangran con el cepillado. Si se observa un sangrado evidente con un cepillado normal, lo probable es que se esté ante un caso de gingivitis. La solución es sencilla: acudir a un odontólogo o estomatólogo para que se realice una buena limpieza del espacio gingivo-dentario, con ultrasonidos. Es recomendable que esta limpieza profesional se efectúe al menos 2 veces al año.

Se recomienda también limpiar el espacio interdentario con seda dental, al menos una vez al día, usando una parte distinta de la seda para cada espacio. Es rara la imposibilidad de introducir la seda entre las piezas dentales. Si esto ocurriera, debe consultarse con el odontólogo o estomatólogo.

Se debe también pasar el cepillo a la cara interna de las mejillas, la lengua, el paladar y las encías, si están sanos. Hay llagas que pueden remediarse realizando enjuages de agua con sal. En caso de observar alguna anomalía hay que acudir al especialista.

Otro problema que puede deberse a una deficiente higiene bucodental es la halitosis. El mal olor del aliento puede verse influido por la presencia de caries. También afecta el tabaco, que aumenta la probabilidad de padecer caries, el alcohol, algunos medicamentos o estados de ansiedad que provocan sequedad de boca, o la toma de determinados alimentos como el ajo que, no obstante, posee poder antibiótico.

Tras pasar el cepillo y la seda, puede ser conveniente un enjuague con un colutorio, especialmente en caso de gingivitis. Los colutorios con clorhexidina parecen poseer una importante actividad antibacteriana.

La higiene bucodental es igualmente necesaria si se ha producido regurgitación o vómito.

Véase también

Enlaces externos

  • Consejos para una buena higiene bucodental
  • Dieta cariogética: ayuda a la higiene bucodental

Referencias

  • Cuenca Sala, Emili (1999), Odontología preventiva y comunitaria: principios, métodos y aplicaciones, Barcelona: Masson. 84-458-0818-4.
 
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