Infliximab



El infliximab es un fármaco con una potente acción antiinflamatoria. Su mecanismo de acción se conoce bastante bien. Fundamentalmente, hace dos cosas. Por una parte, disminuye el efecto del factor de necrosis tumoral, que es una citocina que producen diversas células de nuestro cuerpo y que aumenta los síntomas inflamatorios. Por otra, induce la apoptosis (muerte celular) de linfocitos que se encuentran anormalmente activados.

Es uno de los llamados tratamientos biológicos, desarrollados para el tratamiento de diversas enfermedades.

Las aplicaciones fundamentales del infliximab son la artritis reumatoide, la espondilitis anquilosante, la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa y la psoriasis.

Es un tratamiento poderoso, que debe aplicarse bajo supervisión de un médico experto. Es preciso, antes de empezar el tratamiento, descartar que haya alguna infección latente o activa, especialmente tuberculosis, sida y hepatitis B y C, que pudieran agravarse con el tratamiento. Este fármaco no se toma en casa, sino que se recibe por vía intravenosa, en el hospital, con una periodicidad variable. En general al principio se dan unas dos o tres dosis más agrupadas y luego el tratamiento se mantiene cada 8 semanas.

Sus efectos secundarios existen, pero si se usa correctamente no deben ser un gran problema. Sobre todo se refieren a reacciones durante la infusión, y a facilitación de infecciones. En muy pocas personas, pueden aparecer problemas de tipo tumoral (linfoma).

 
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