Aceite de ricino



  El aceite de ricino se obtiene a partir de la planta Ricinus communis, que contiene aproximadamente un 40-50 por ciento del aceite. El aceite a su vez contiene el 70-77 por ciento de los triglicéridos del ácido ricinoleico. A diferencia de las propias semillas, no es tóxico.

Aplicaciones

Desde los tiempos faraónicos se utiliza la planta de ricino con fines medicinales. La aplicación más conocida es como antiastringente. Una dosis típica contiene entre 10 y 30 ml de aceite de ricino. De éste, las enzimas del intestino liberan el ácido ricinoleico (un ácido carboxílico con 18 átomos de carbono), que es el principio activo. La reacción se produce a las dos o cuatro horas de haber suministrado la dosis.

El efecto se basa, por una parte, en la acumulación de agua en el intestino y, por otra, en la irritación de las mucosidades que aceleran el vaciado del sistema intestinal.

Como efecto secundario, se inhibe la asimilación de sodio y agua, además de las vitaminas lipofílicas del intestino. En dosis elevadas se pueden producir náuseas, vómitos, cólicos y diarrea aguda.

También se ha descrito la aplicación del aceite de ricino en mezclas para inducir el parto.

Finalmente, el aceite de ricino es un producto que forma parte de la fabricación de plásticos, lacas, pinturas, lubricantes y cosméticos.

Antiguamente se utilizaba también como combustible. Actualmente se baraja su aplicación en la elaboración de biodiesel (biocombustible).

También se suele usar en cosmética para alargar las pestañas.

 

Enlaces externos

  • Propiedades del aceite de ricino


 
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