Gasto cardiaco



  Se le denomina gasto cardiaco al volumen de sangre impulsado por el corazón cada minuto por el ventrículo izquierdo hacia la arteria aorta. El retorno venoso indica el volumen de sangre que regresa de las venas hacia la aurícula derecha por minuto.

Tabla de contenidos

Valores normales

El gasto cardiaco normal del varón joven y sano es en promedio 5.6 litros por minuto. En las mujeres es un 10 a un 20% menor de este valor. En personas de edad avanzada, el gasto cardiaco puede llegar a ser de 5 litros por minuto.

Índice cardiaco

El gasto cardiaco cambia netamente según el volumen corporal del sujeto a quien se le hace la medición. Debido a esto, es importante encontrar algún medio por el cual comparar los gastos cardiacos de personas con diferencias de volumen. Sobre esta situación, las experiencias han demostrado que el gasto cardiaco se eleva de manera aproximada en proporción a la superficie del cuerpo. Por lo tanto, el gasto cardiaco suele expresarse en términos de índice cardiaco: es decir, el gasto cardiaco por metro cuadrado de superficie corporal. El hombre adulto normal que pesa 70 kg tiene una superficie corporal de aproximadamente 1.7 metros cuadrados, lo que significa que el índice cardiaco medio normal para el adulto de todas las edades y de ambos sexos es de aproximadamente 3 litros por minuto.

  • Efecto de la edad. La edad afecta el índice cardiaco. Así, empezando con un nivel mayor de 4 litros por minuto y por metro cuadrado a los 10 años de edad, el índice cardiaco disminuye hasta 2.4 litros por minuto a la edad de 80 años.
  • Efecto de la postura. Cuando una persona recostada se pone de pie, el gasto cardiaco cae aproximadamente un 20% si la persona permanece quieta, porque gran parte de la sangre "se almacena" en la porción inferior del organismo. Sin embargo hay que considerar que el gasto cardiaco aumenta en 2 litros por minuto cuando la persona pone tensos sus músculos previo a una sesión de ejercicios.
  • Efecto del metabolismo y el ejercicio. El gasto cardiaco se suele conservar casi proporcional al metabolismo global del cuerpo. Cuanto mayor sea el grado de actividad de los músculos y otros órganos, mayor también será el gasto cardiaco. Es de notarse que con un ejercicio muy intenso el gasto cardiaco puede aumentar hasta 30 a 35 litros por minuto en un varón atleta joven y bien entrenado.[1]

Regulación del gasto cardiaco

Control por el retorno venoso. Ley del corazón Frank-Starling. Ésta ley afirma que el corazón impulsará el volumen de sangre que le llega a la aurícula derecha, dentro de los limites fisiológicos de la capacidad de bombeo del órgano y sin acumulación de presión retrógrada de la aurícula derecha. El corazón es una bomba automática capaz de impulsar más de los cinco litros por minuto que normalmente le llegan provenientes de la circulación sanguínea periférica. Consecuentemente, el factor primordial que establece cuál será el volumen de sangre impulsada por el corazón es el volumen de sangre que penetra en él procedente de la gran circulación, y no la capacidad de bombeo del corazón en sí.

En ocasiones, el volumen de sangre que intenta regresar al corazón es mayor que el volumen que el corazón puede bombear por lo que éste pasa a ser el factor limitante para el control del gasto cardiaco y se dice que el corazón "falla".

El entrenamiento atlético intenso hace que el corazón aumente de volumen, a veces en un 50%. Coincidiendo con este agrandamiento hay un incremento en el valor permisivo para la fuerza de bombeo del corazón. De este modo, incluso en condiciones de reposo, el nivel permisivo para un atleta bien entrenado puede llegar a ser de 20 litros por minuto.

Estimulación neurovegetativa

Existen momentos en los que el gasto cardiaco debe elevarse solo por cierto tiempo hasta niveles mayores que el nivel permisivo normal del corazón. Por ejemplo, en un ejercicio intenso hecho por un atleta bien entrenado, se han medido hasta 30 litros por minuto. Es evidente que el corazón no puede ser capaz de impulsar ese volumen sanguíneo. Por otra parte, la estimulación del corazón por el sistema nervioso simpático aumenta el nivel permisivo de bombeo del corazón hasta aproximadamente el doble de lo normal. Este efecto tiene lugar aumentando la frecuencia cardiaca y la fuerza de contracción.

Disminución del nivel permisivo

Aunque el nivel permisivo normal de la acción de bomba cardiaca suele ser mayor que el retorno venoso, no siempre ocurre así cuando el corazón está enfermo. Existen padecimientos como el infarto del miocardio, cardiopatías vulvares y miocarditis que pueden disminuir la eficacia de la impulsión del corazón. En estas circunstancias, el valor permisivo puede caer a niveles tan bajos como dos o tres litros por minuto.

Vasodilatación muscular

 

El factor más importante que eleva el gasto cardiaco durante el ejercicio es la dilatación de los vasos sanguíneos que se encuentran en los músculos que se ejercitan. La vasodilatación depende del incremento considerable del metabolismo muscular durante el ejercicio. Esto da lugar a una elevación del uso del oxígeno y otros nutrientes por los músculos y a la formación de sustancias vasodilatadoras endógenas que actúan sinérgicamente para causar dilatación vascular local intensa y aumento considerable del flujo sanguíneo local. Esta dilatación vascular local alcanza su máximo en los aproximadamente 10 segundos posteriores al inicio del ejercicio intenso; pero una vez alcanzada, la gran disminución de la resistencia vascular permite que fluyan a través del músculo grandes cantidades de sangre y de ahí pasa a las venas para se retornada al corazón, aumentando notablemente el retorno venoso y el gasto cardiaco.[2]

Estimulación simpática

La estimulación simpática afecta tanto al corazón como a la gran circulación. Hace que el corazón impulse la sangre con mayor fuerza, eleva la presión general media de llenado por contracción de los vasos periféricos, y también la resistencia al retorno venoso. El sistema nervioso simpático puede ser bloqueado completamente provocando anestesia raquídea o administrando un fármaco como el hexametonio que impide la transmisión de impulsos nerviosos por los ganglios vegetativos. Esto hace que el gasto cardiaco caiga a un nivel 60% más o menos de lo normal.

Métodos para medir el gasto cardiaco

Se pueden utilizar tres métodos pare medir el gasto cardiaco.

  • Dispositivo electromagnético o ultrasónico. Este permite medir el flujo sanguíneo en la raíz de la aorta.
  • Método de Fick. Permite observar la absorción, cada minuto, de 200 ml de oxígeno por los pulmones hacia la sangre pulmonar.
  • Método de dilución de indicador. Para medir el gasto cardiaco por este método, se inyecta una pequeña cantidad de indicador colorante (como el Cardio-Green), en una vena de gran calibre o de preferencia en la cavidad derecha del corazón.

Referencias

  1. Effect of the body metabolism on cardiac output: Role of the Central Nervous System. Autores: M. Banet y Arthur Guyton. American Journal Of Physiology, 1971.
  2. Control de la respuesta cardiaca debida a la distribución local de sangre; Autor: T. G. Coleman y colaboradores. 1974
 
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