Reflejo de acomodación



Este reflejo permite a un ojo ver correctamente tanto los objetos cercanos como los lejanos.  

Para que una imágen se forme nítidamente en el ojo, es necesario que los rayos lumínicos converjan sobre un punto concreto de la retina, la mácula retiniana. Por defecto, los rayos que provienen del infinito o que inciden paralalelos sobre el ojo (en óptica se considera que provienen de una distancia mayor de cinco metros) son enfocados por el sistema de lentes (córnea y cristalino) del ojo emétrope en la mácula.

Cuando la distancia a la que se encuentra el objeto es menor de cinco metros, la imagen no se forma en la mácula, sino detrás, y aparece desenfocada, lo cual es el estímulo que inicia el reflejo de acomodación, que acaba con la contracción del músculo ciliar, que a su vez provoca un aumento de grosor diametral del cristalino, un cambio de curvatura, un mayor poder de convergencia y, de esta manera, un enfoque correcto en la mácula retiniana.

 
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