La protección del clima en el punto de mira
Ciencia e industria prueban conjuntamente una nueva tecnología de captura de CO2 en la industria cementera
Imagina una lavadora gigante que lava el CO2 de los gases de combustión en lugar de la suciedad de la ropa. Esta es la idea que subyace a un nuevo proceso que investiga la TU de Berlín junto con thyssenkrupp Uhde GmbH y el grupo de materiales de construcción Holcim. El objetivo: una solución energéticamente eficiente para reducir las emisiones de CO2 en la industria cementera, responsable del ocho por ciento de las emisiones industriales mundiales. Durante la producción, la piedra caliza se quema, liberando grandes cantidades de CO2, es decir, dióxido de carbono, un proceso que no puede evitarse.
El planteamiento que persiguen los socios de la cooperación se basa en lo que se conoce como lavado con aminas, un proceso de absorción química que se lleva a cabo en un aparato giratorio. "Es como una lavadora", explica Jens-Uwe Repke, Jefe del Departamento de Dinámica y Explotación de Sistemas Técnicos. "El gas de escape se canaliza hacia un tambor giratorio llamado empaquetadura. Allí entra en contacto con un líquido de lavado especial, la solución de aminas, con lo que el CO2 queda ligado al líquido".
Fuerzas centrífugas, similares a las de un carrusel
La particularidad de la nueva tecnología reside en los elementos giratorios de la empaquetadura, fabricados con espuma metálica, que ofrecen una gran superficie en un espacio reducido. "Los elementos internos giratorios utilizan fuerzas centrífugas, similares a las de un carrusel. Garantizan que el líquido se canalice a través de la espuma metálica, consiguiendo una mezcla intensiva de gas y detergente", afirma Olaf von Morstein, coordinador de proyectos de thyssenkrupp Uhde. "Esto nos permite filtrar más CO2 de los gases de escape en menos tiempo y en los espacios más reducidos, y con menos aporte energético". Gracias al aparato giratorio, también se utilizan soluciones de lavado concentradas, lo que aumenta significativamente la capacidad de absorción de CO2 por litro de detergente. La rotación también permite una adaptación flexible a las distintas condiciones de producción mediante el control de la velocidad.
"Aquí combinamos la investigación básica con la aplicación práctica", afirma Jens-Uwe Repke. "Nuestros modelos funcionan en el laboratorio, pero es crucial que la tecnología se demuestre también en la industria". El proceso se está probando actualmente con corrientes de gases de escape reales en una planta piloto de la cementera Holcim de Beckum (Renania del Norte-Westfalia). "Esto nos permite asegurarnos de que no haya problemas inesperados a escala industrial", afirma Florian Kleinwächter, desarrollador corporativo de Holcim.
Reducción de CO2 de más del 90
Los resultados son prometedores: el sistema puede depurar más del 90% del dióxido de carbono de los gases de escape. El equipo de la TU también está trabajando en modelos matemáticos que permitan ampliar la tecnología a escala industrial. "Nuestro objetivo es que estos sistemas se utilicen de serie en la industria cementera en el futuro", afirma Repke. "Si dentro de diez años paso por delante de una fábrica y veo que allí se utiliza esta tecnología, para mí, como científico, sería la realización de un sueño".
El proyecto demuestra lo importante que es la colaboración entre universidades y empresas. El departamento de Repke lleva mucho tiempo trabajando con éxito con thyssenkrupp Uhde. Su departamento también coopera intensamente con otros socios industriales y universidades. "En Alemania seguimos teniendo la gran ventaja de que la investigación y la industria están estrechamente interconectadas", afirma Repke. Los estudiantes y doctorandos de TU Berlín trabajan directamente con expertos de thyssenkrupp Uhde y Holcim. Ambas partes se benefician de la transferencia de conocimientos: La industria recibe soluciones prácticas y se garantiza que la investigación no sólo funcione en el laboratorio, sino también en la práctica.
"Nuestros proyectos de captura de carbono cuestan rápidamente varios cientos de millones de euros", explica Kleinwächter. "Por eso necesitamos la certeza de que la tecnología también funcionará de forma fiable en la vida real. Sólo mediante una estrecha colaboración podemos impulsar la innovación y seguir avanzando hacia la neutralidad climática."
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