Antiviral



Las drogas antivirales son un tipo de medicamento usado para el tratamiento de infecciones virales. Pertenece al grupo de los antimicrobianos. Tal como los antibióticos, existen antivirales específicos para distintos tipos de virus. No sin excepciones, son relativamente inocuos para el huésped, por lo que su aplicación es relativamente segura. Deben distinguirse de los viricidas, que son sustancias que desactivan las partículas virales que se encuentran fuera del cuerpo.

Muchos de los antivirales disponibles actualmente están diseñados para ayudar el tratamiento del VIH, herpesvirus, que es más conocido por causar irritaciones catarrales pero actualmente cubre un amplio rango de enfermedades y los virus de la hepatitis B y C, que puecen causar cáncer de hígado. Los investigadores están trabajando actualmente para extender el rango de antivirales a otras familias de patógenos.

La aparición de los antivirales fue un producto de la expansión en el conocimiento de la genética y estructura molecular de los organismos, y de los virus en particular. Los investigadores biomédicos llegaron a entender la estructura y funciones de los virus, lo cual, en conjunto con el avance en las técnicas de síntesis de nuevas drogas y la presión del cuerpo médico para disponer de más y mejores medios terapéuticos para combatir las infecciones virales que se hacen extraordinariamente severas en pacientes inmunocomprometidos, como los que padecen de SIDA, resultó en la elaboración de estos fármacos.

Tabla de contenidos

Historia

La medicina científica y práctica tiene una variedad de herramientas efectivas, desde antisépticos a anestésicos pasando por vacunas y antibióticos. Un campo en el que la medicina ha sido tradicionalmente débil, sin embargo, es en encontrar medicamentos para tratar infecciones virales. Por seguridad, vacunas altamente efectivas se han desarrollado para prevenir tales enfermedades, pero tradicionalmente, cuando alguien cae enfermo con un virus, había poco que hacer sino recomendar descanso y beber líquidos hasta que la enfermedad siguiera su curso.

Los primeros antivirales experimentales se desarrollaron en la década de los 60, la mayoría para atacar a los virus herpes (VHH), los cuales se consiguieron con la metodología "ensayo-error".

Sin embargo, después de mediados de la década de los 80, el escenario cambió dramáticamente. Docenas de tratamientos antivirales se desarrollaron y están disponibles hasta ahora.

Desarrollo de un antiviral

Los virus, están compuestos de material genético y, a veces, de algunas enzimas, envueltas por una cápsula hecha de proteína, y rara vez, cubierta por una capa lipídica. Los virus no se pueden reproducir por sí mismos y se propagan secuestrando células para que hagan el trabajo por ellos.

Para desarrollar los primeros antivirales, los investigadores cultivaron poblaciones de células y las infectaron con los virus objetivo. Entonces se introdujeron sustancias químicas, las que parecían tener un efecto se seleccionaron para un estudio mayor.

Este proceso consumía mucho tiempo, el procedimiento éxito-o-fracaso y en ausencia de un buen conocimiento de cómo trabaja el virus objetivo, no es muy bueno para el descubrimiento de antivirales que sean efectivos y tengan pocos efectos secundarios. No fue hasta los años 1980, cuando las secuencias genéticas completas de virus empezaron a desenredarse y los investigadores empezaron a aprender cómo trabajaban los virus en detalle y exactamente qué tipo de moléculas se necesitaban para atascar su maquinaria.

La idea general detrás del diseño de los antivirales modernos es identificar las proteínas virales, que pueden ser debilitadas. Estos "objetivos" deberían ser generalmente distintas proteínas o partes de proteínas en los humanos, para reducir la probabilidad de los efectos secundarios. Los objetivos deberían ser comunes para muchas variedades de un virus o incluso entre diferentes especies de virus en la misma familia, de tal manera que un único medicamento tendría una alta efectividad. Por ejemplo, un investigador puede tener como objetico una enzima crítica sintetizada por un virus, pero no el paciente, que es una variedad común y se ve que puede interferir en su operación.

Una vez que se han identificado los objetivos, se pueden elegir los medicamentos candidatos, de los medicamentos ya conocidos que tengan efectos apropiados o designando el candidato a nivel molecular con la ayuda de un ordenador y un programa de diseño.

En ambos casos, los candidatos pueden ser sintetizados tapando el gen que sintetiza esa proteína en bacterias u otro tipo de células, Las bacterias o las células son cultivadas para la producción en masa de las proteínas, que pueden ser seleccionadas por tecnologías de "ocultación rápida" para ver qué candidatos son más efectivos.

Estrategias de diseño de sustancias antivirales

Los investigadores trabajando en teles estrategias de "diseño de fármacos" para desarrollar antivirales han intentado atacar a los virus en todas las etapas de su ciclo de vida. Los ciclos de vida virales pueden variar dependiendo de las especies de virus, pero todos comparten un patrón general:

  • Sujeción a una célula huésped.
  • Liberación de genes virales y posiblemente enzimas en la célula huésped.
  • La replicación de virales componentes utilizando mauinaria huésped-célula.
  • El ensamblado de componentes virales en partículas virales completas.
  • Liberación de partículas virales para infectar nuevas células huésped.

El mejor momento para atacar a un virus es tan pronto como sea posible en su ciclo de vida. En cierto sentido, esto es exactamente lo que hacen las vacunas. Las vacunas tradicionalmente consisten en una versión muerta o debilitada de un patógeno, aunque más recientemente las vacunas "de subunidades" han sido diseñadas y consisten estrictamente en vacunas que tiene por objetivo las proteínas de los patógenos. Estimulan el sistema inmune sin hacer daños serios al huésped y así, cuando el patógeno real ataca al sujeto, el sistema inmune responde rápidamente y los bloquea.

Las vacunas tienen un excelente historial de efectividad, pero son de uso limitado en el trato de pacientes que ya han sido infectados. Por ello aparecen los antivirales.

Un enfoque es interferir con la habilidad del virus para ingresar a la célula. El virus debe realizar una secuencia de acciones para lograrlo, comenzando por unirse a un receptor específico en la superficie de la célula hospedera y terminando por el denudamiento de la cápside del virus dentro de la célula y la liberación del genoma viral. Aquellos virus con manto lipídico necesitan, además, fusionar dicho manto con la membrana de la célula objetivo, o con una vesícula que los introduzca a la célula, antes de poder denudarse (viropexia).

Esta etapa de la replicación viral puede inhibirse de dos maneras:

  • 1. Usando agentes similares a las proteínas asociadas a virus (VAP), que compiten con ellas por los receptores en las membranas celulares. Pueden ser anticuerpos antiidiotipo, anticuerpos antirreceptor, o ligandos naturales para los anticuerpos contra receptor y antirreceptor de las proteínas asociadas a virus.
  • 2. Usando agentes similares al receptor, que se unen a las proteínas virales. Pueden ser anticuerpos antiproteínas virales, anticuerpos de receptor antiidiotípicos, y receptores sintéticos.

Esta estrategia de diseño de antivirales puede resultar muy costosa. El proceso mediante el cual se generan anticuerpos antiidiotipo aún no se conoce completamente, y tiene una farmacocinética muy pobre.

Una etapa muy temprana de las infecciones virales es entrada viral, cuando los virus se sujetan y entran en la célula huésped. Varias sustancias "entrada-inhibidores" o "entrada-bloqueantes" se están desarrollando para luchas contra el VIH. El HIV principalmente ataca el sistema inmune de los glóbulos blancos conocidos como "linfocitos T" e identifica a estas células objetivo a través de células-T receptoras superficiales designadas como "CD4" y "CCR5". Los intentos de interferir el enlace del VIH con el receptor CD4 han fallado para parar la infección de los linfocitos-T, pero las investigaciones continúan intentando interferir con el enlace del HIV al receptor CD5 con la esperanza de que sea más efectivo.

Sin embargo, dos bloqueadores de entrada, la amantadina y la rimantadina, han sido intruducidos para combatir la gripe y los investigadores están trabajando en sustancias inhibidores de entrada para combatir los virus de la hepatitis B y C.

Un bloqueador de entrada es el pleconaril. El pleconaril trabaja contra los rhinovirus, que causa el resfriado común, bloqueando una bolsa en la superficie del virus que controla el proceso de incubación. Esta bolsa aparece en muchas variedades de rhinovirus y enterovirus, que pueden causar diarrea, meningitis, conjuntivitis y encefalitis.

Una segunda alternativa es centrarse en los procesos que sintetizan los componentes del virus antes de invadir la célula. Un camino es desarrollar "nucleótidos o análogos nucleósidos" que se parecen a los bloques que construyen el ARN y del ADN, pero interfiere con las enzimas que sintetizan el ARN o el ADN una vez que el análogo es incorporado.

El primer antiviral exitoso, el aciclovir, es un análogo a los nucleósidos y es efectivo contra el herpesvirus. La primera sustancia antiviral en ser aprobada para tratar el VIH, la zidovudina (AZT), es también un nucleósido análogo.

Un mejor conocimiento de la acción de la transcriptasa inversa ha conducido a mejores análogos a nucleósidos para tratar las infecciones del VIH. Uno de estos medicamentos, la lamivudina, ha sido aprobado para tratar la hepatitis B, que utiliza la transcriptasa inversa como parte de su proceso de replicación. Los investigadores han ido más lejos y desarrollaron inhibidores que no parecen nucleósidos, pero pueden seguir bloqueando la transcriptasa inversa.

Otros objetivos a ser considerados por los antivirales VIH incluyen la RNasa H, que es un componente de la transcriptasa inversa que rompe el ADN sintetizado del ARN viral original y la integrasa, que empalma el ADN sintetizado con el genoma de la célula huésped.

Una vez que un genoma de un virus está operativo en una célula huésped, genera moléculas ARN mensajero (ARNm) que dirigen la síntesos de proteínas virales. El proceso de producción de ARNm es iniciada por las proteínas conocido como factor de transcripción. Varios antivirales están siendo diseñados actualmente para bloquear el solape de factores de transcripción al ADN viral.

La genómica no sólo ha ayudado a encontrar objetivos para muchos antivirales, ha provisto las bases para un completamente nuevo tipo de medicamento, basado en moléculas antisensibilidad. Estos son segmentos de ADN o ARN que son designados como "imágenes especulares" para secciones críticas de genomas virales y el enlace de estos segmentos antisensibilidad a estas secciones objetivo bloquean la operación de estos genomas. Un medicamento antisensibilidad fosforotiato llamado fomivirsen se ha introducido, usado para tratar infecciones oculares en pacientes de SIDA causadas por el citomegalovirus y otros antivirales antisensibilidad están en proceso. Un tipo de estructura antisensibilidad que se ha probado especialmente válido en investigación es el Morfolino antisensibilidad. Los Morfolino oligos se han utilizado experimentalmente para suprimir muchos tipos de virus como los calicivirus [1], los flavivirus (como el WNV [2], el Dengue [3] y el HCV [4]) y los coronavirus [5] y están actualmente en desarrollo clínico.

Otra técnica aún más enrevesada inspirada por los genómicos es un conjunto de medicamentos basados en ribozimas, que son enzimas que hacen trizas el ARN o el ADN viral en determinados lugares. Según el orden natural de las cosas, las ribozimas se utilizan como parte de la secuencia de manufacturación viral, pero estas ribozimas sintéticas diseñadas para destrozar el ARN y el ADN en ciertos logares que las deshabilita.

Una ribozima antiviral para tratar la hepatitis C está en el campo de las pruebas y las ribozimas antivirales se están desarrollando para tratar el VIH. Una variaión interesante de esta idea es la utilización de células genéticamene modificadas que pueden producir ribozimas adaptadas personalmente. Esto es parte de un esfuerzo mayor para crear células genéticamente modificadas que puedan ser inyectadas en pacientes para atacar patógenos por generación especializada de proteínas que bloquean la replicación viral en varias fases del ciclo de vida de los virus.

Algunos virus incluyen una enzima conocida como proteasa que destruye las cadenas de proteínas virales para que ellas se puedan ensamblar en su configuración final. El VIH incluye una proteasa y por ello investigaciones considerables se han realizado para encontrar "inhibidores de proteasa" para atacar el VIH en dicha fase de su ciclo de vida. Los inhibidores de proteasa estuvieron disponibles en los años 1990 y han probado su efectividad, aunque pueden tener extraños efectos secundarios, por ejemplo causando la aparición de grasa en sitios inusuales. Los inhibidores de proteasa mejorados están ahora en desarrollo.

La etapa final el el ciclo de vida de un virus es la aparición de virus completos de la célula huésped y este paso ha sido tomado como objetivo por los desarrolladores de antivirales. Dos medicamentos llamados zanamivir (Relenza) y oseltamivir (Tamiflu) que han sido introducidos recientemente para tratar la gripe previenen el lanzamiento de partículas virales bloqueando una molécula llamada neuraminidasa que se encuentra en la superficie de los virus de la gripe y también parece ser constante a través de un amplio rando de variedades de gripe.

Una segunda categoría de tácticas para luchar contra los virus implica animar al sistema inmune para atacarles, más que atacarles directamente. Algunos antivirales de este tipo no se basan en un patógeno específico, en vez de estimular el sistema inmune para atacar a una gama de patógenos.

Una de las sustancias de esta clase más conocidas son los interferones, que inhiben la síntesis viral en células infectadas. Una forma de interferón humano llamada "interferón alfa" está establecida como un tratamiento para la hepatitis B y C y otros interferones están también siendo investigados como tratamientos para varias enfermedades.

Una alternativa más específica es sisntetizar anticuerpos, las proteínas moleculares que pueden enlazarse a un patógeno y le marcan para atacar a otros elementos del sistema inmune. Una vez que los investigadores identifiquen un objetivo particular en el patógeno, pueden sinetizar ciertas cantidades de idénticos anticuerpos "monoclones" para enlazarlos al objetivo. Una sustancia monoclón está vendiéndose actualmente para ayudar a luchas contra el virus sincicial respiratorio en bebés y otro probándose como un tratamiento para la hepatitis B.

Los exámenes de los genomas de virus y la comparación con el genoma humano muestran que algunos son enrevesados, generando proteínas que imitan a las utilizadas por el sistema inmune humano, confundiendo la respuesta del sistema inmunitario. Los investigadores están ahora buscando antivirales que puedan reconocer estas proteínas intrusas y deshabilitarlas.

Todos los medicamentos diseñados para luchas contra los patógenos tienen un problema común: a largo plazo, los patógenos evolucionan adquiriendo resistencia a los medicamentos. Esto significa que ningún antiviral será una solución permanente. De hecho, la estructura de un antiviral tendrá que ser modificado según cambie su patógeno.

Así es la naturaleza del juego. Sin embargo, los antivirales están prometiendo actualmente ser la mayor innovación en farmacia desde la introducción de los antibióticos durante la Segunda guerra Mundial y prometen sen un gran paso hacia delante en la salud.

Véase también

 
Este articulo se basa en el articulo Antiviral publicado en la enciclopedia libre de Wikipedia. El contenido está disponible bajo los términos de la Licencia de GNU Free Documentation License. Véase también en Wikipedia para obtener una lista de autores.
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