Un componente de la uva podría combatir a la bacteria alimentaria ‘Campylobacter jejuni’
Los autores sugieren que se podrían aprovechar los residuos de la fabricación del vino para controlar la bacteria, cuyo principal foco de infección es a través de aves como el pollo
El hallazgo sugiere que el aprovechamiento de los productos residuales que genera la fabricación del vino puede constituir una alternativa económica y ecológica para controlar esta bacteria, presente en alimentos como el pollo, e incrementar así la seguridad alimentaria.
Los investigadores del CSIC Adolfo Martínez-Rodríguez, Alfonso V. Carrascosa y Mónica Gañán, del Instituto de Fermentaciones Industriales (CSIC), en Madrid, han desarrollado esta investigación, cuyos resultados han permitido al Consejo solicitar una patente.
Como explica Martínez-Rodríguez, el reservorio principal de Campylobacter jejuni es el intestino de diversas especies de aves, ganado y otros animales, tanto domésticos como salvajes. “No obstante, la manipulación y consumo de carne de pollo constituye la vía principal de infección en el ser humano”, añade el investigador del CSIC.
Para controlar la bacteria, la industria alimentaria recurría anteriormente a los antibióticos, pero resulta preciso encontrar alternativas a esta práctica: la Unión Europea ha prohibido el uso de estos compuestos en la alimentación de animales ya que eran utilizados como promotores del crecimiento.
“Nuestro grupo de trabajo está centrado en la búsqueda de nuevas opciones para el control de Campylobacter jejuni y el empleo de productos de origen natural, como los polifenoles, representa una de las alternativas más prometedoras”, explica Martínez-Rodríguez.
Bajo la denominación de polifenoles, se agrupan numerosos compuestos presentes en todos los vegetales con diferentes estructuras químicas, como alcoholes, flavonoles o taninos.
Los polifenoles de la uva, que centran esta investigación, se encuentran en las semillas del fruto y en su piel (los hollejos), donde se localizan en mayor concentración. Son cruciales a la hora de elaborar vino y, debido a su papel antioxidante, también se utilizan en productos cosméticos. El hallazgo del equipo del CSIC atribuye a algunos de ellos una nueva propiedad: su papel activo contra Campylobacter jejuni.
No obstante, según explica Martínez-Rodríguez, las conclusiones del trabajo apuntan a que los polifenoles de otros vegetales también podrían actuar contra la bacteria: “Es la estructura del compuesto fenolítico la que determina sus propiedades químicas y biológicas y, por ende, su capacidad antimicrobiana. Con estos datos, sería posible asilar los polifenoles de otras fuentes vegetales”.
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